Para los Juegos Olímpicos de Melbourne 56 y con tan solo 20 años, Al Oerter iniciaba su exitosa carrera como discóbolo. Para esta edición, en la etapa de clasificación había quedado en la cuarta posición lo que no le permitía clasificar a los JJ.OO; sin embargo, contó con la suerte que su rival se lesionara y Al Oerter ocupa esa plaza mediante una repesca.
Ya en la competencia obtiene la mejor marca de todos los competidores, lo que hacía acontecer de que estábamos en frente del mejor discóbolos de los últimos tiempos. En la final sorprende a todos con un lanzamiento de distancia de 56,36 lo que generaba un nuevo récord olímpico.
Fue su primera medalla de oro y la consiguió acudiendo a los JJ.OO a través de una repesca.
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